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El espacio como tercer maestro

¿Cómo y de quién aprenden los niños?

En primer lugar, Primer Maestro, el aprendizaje comienza de ellos mismos y de sus iguales. Conocerse a sí mismos y saber regular sus sensaciones y emociones es imprescindible para su desarrollo. Así mismo las relaciones sociales que mantiene con sus compañeros y amigos les abre a un mundo donde compartir, colaborar, comunicar y divertirse juntos y les enseña a crecer como personas sociales que somos.

En segundo lugar, Segundo Maestro, los niños aprenden de sus padres, profesores y otros adultos que estén presentes en sus vidas. Las normas y los valores  que les inculquemos desde pequeños les ayudarán a desarrollarse como ciudadanos responsables. Por ello es necesario ser ejemplo para ellos y dedicarles tiempo, uno de los bienes más preciados hoy en día. Algunos de los problemas más identificables de estas nuevas generaciones son la inmediatez y  la falta de autonomía. Todo debe ser al instante y en caso contrario, se frustran y así es difícil que aprendan de sus propios errores. Los adultos intentamos solucionarles todos los problemas y liberarles de los obstáculos que se les presentan en el camino y, de esta forma, les estamos robando autonomía, ya que no les dejamos pensar, enfrentarse a sus problemas, esforzarse, desarrollar su creatividad. Como decía Howard Gardner en su libro “La generación app” nos hemos convertido en padres helicóptero sobrevolando y dirigiendo la vida de nuestros hijos, por ello considero que debemos aterrizar y darles alguna clase de vuelo pero dejarles libres para viajar solos a lo largo de su vida, sabiendo que les estamos acompañando y disponemos de tiempo para escucharles, aconsejarles o ayudarles cuando lo necesiten.

En tercer lugar, Tercer Maestro, se encuentra el entorno que les rodea como acuñó Loris Malaguzzi (Reggio Emilia), el espacio ha de ser “amable”, habitable, estético, ordenado, simbólico, … pues en él los niños desarrollan sus experiencias, exploran y se preguntan por el mundo que les rodea.

¿Dónde aprenden los niños?

El lugar de aprendizaje no se limita a los Colegios y menos aún a las aulas, en todo momento y en todo lugar los niños están aprendiendo y todo lo que les rodea les enseña. Por ello es indispensable que desde los centros educativos abramos las puertas y ventanas para que el mundo real se cuele en nuestras clases y no solo eso, salgamos de ellas y permitamos a los alumnos que experimenten en un contexto real.

La transformación del aula, del colegio y de la comunidad es necesaria hoy en día si queremos que nuestros alumnos aprendan haciendo mientras desarrollan experiencias reales. Debemos salir de la burbuja que hasta ahora suponía estar en un aula, en una escuela.

Muchos centros nacionales e internacionales han transformado su centro para convertirlo en un espacio transparente, ágil, multiuso y multisensorial . Pero seamos realistas estas transformaciones son eficientes porque se ponen al servicio de un cambio pedagógico previo, donde impere la educación emocional y las nuevas metodologías de aprendizaje. El resultado ha sido alumnos más motivados y con curiosidad en saber y con mayor capacidad para resolver problemas y espíritu crítico.

Soy consciente que hay muchos directores y maestros que se están desarrollando experiencias maravillosas en centros públicos, concertados y privados y quiero dar la enhorabuena a todos ellos pues se han atrevido a innovar, a salir de su “jaula”, a cambiar la educación,… sin ellos sería imposible transformar el mundo. No obstante, quiero hacer mención a tres centros que he visitado recientemente donde puedes sentir muchos de los aspectos que acabo de señalar.

El Colegio Montserrat (Barcelona) no sólo ha rehabilitado su centro dotándolo de magníficas instalaciones sino que se ha puesto al servicio de la metodología empleada y lo más importante ha conseguido que el aprendizaje sea visible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

Ikastola Berakruz (Marquina, Vizcaya) han tranformado un antiguo convento en una escuela con amplios espacios donde desarrollar las inteligencias múltiples desde primer ciclo de Educación Infantil hasta 2º de Bachillerato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el Colegio Internacional Torrequebrada (Málaga) los espacios son diáfanos y muy variados y utilizan materiales naturales como material escolar. Además podemos observar que las experiencias de los niños están documentadas y son visibles para padres y visitantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Evidentemente en ello se ha realizado una gran inversión, pero podemos realizar grandes transformaciones sin necesidad de invertir dinero y contando con la ayuda de los niños, siendo ellos los que decidan cómo quieren cambiar su aula, su colegio o su comunidad a través de proyectos. Para ello les guiamos  y animamos  a través de metodología como el Aprendizaje basado en Proyectos, el Aprendizaje Servicio, Design for Change,…

Un ejemplo que realizamos hace poco tiempo en mi centro fue la rehabilitación de una zona exterior para poder ser usado por los niños. Fue su propia idea y decidieron restaurar y montar unos cuantos palets que se encontraban para ser recogidos por el servicio de limpieza. Primero pensaron y diseñaron que podrían realizar para después crear jardines verticales y sillones y pintar un mural que hizo el espacio habitable.

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro claro ejemplo fue la reutilización de espacios durante el Campus de verano del Colegio Heidelberg. Durante un mes los niños experimentaron y vivieron grandes experiencias siendo los protagonistas de su propio aprendizaje mientras realizaban el proyecto “Los cuatro elementos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Debemos ser conscientes de las oportunidades que nos ofrece nuestro entorno, ya sea rústico o urbano, para el aprendizaje de nuestros alumnos. Por ello le pido a todo el profesorado que sea valiente, que salga del aula, que abra las puertas y les enseñe a los alumnos el mundo que les rodea. Todo momento y lugar es bueno para desarrollar el aprendizaje.

Así mismo ruego a los padres que dediquen más tiempo efectivo a sus hijos donde puedan jugar en casa y al aire libre, que les escuchen, que le dejen tiempo para aburrirse y así poder desarrollar su creatividad, que crean y confíen en ellos.

Permitamos a nuestros hijos experimentar en contextos reales, jugar, probar, equivocarse y, en definitiva, desarrollarse como personas, CRECER.

 

 

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