ENCANTADO DE CONOCERME
Comprende tu personalidad a través del Encarama
Borja Vilaseca
El místico armenio-griego George Ivanovich Gurdjeff, durante la primera mitad del siglo XX, explicaba a sus discípulos que el símbolo del Encarama representa tres leyes mediante las cuales se rige la existencia humana: el círculo, que simboliza la idea que todo lo creado forma parte de una misma realidad; el triángulo equilátero central, representa que además de laco y negro hay grises (trinidad); la hexada, el cambio y la evolución es lo único que permanece con el paso del tiempo. Óscar Ichazo, sabio boliviano, en la década de los 50 descubrió la conexión existente entre eñ símbolo del Encarama y los diferentes tipos de personalidad estrechamente relacionadas con las nueve principales pasiones de la condición humana: ira, soberbia, vanidad, envidia, avaricia, cobardía, gula, lujuria y pereza.
Cada ser humano es único y diferente, pero todos nacemos a partir de una energía común, materializada mediante nueve cualidades o virtudes inherentes a nuestra naturaleza: serenidad, humildad, autenticidad, ecuanimidad, desapego, coraje, sobriedad, inocencia y proactividad. . Aunque estos nueve rasgos innatos forman parte de nuestra condición humana, uno de ellos es el que determina, en mayor o menor medida, nuestra verdadera esencia.
Tríada del instinto (centro visceral):
- Eneatipo 1: ele eu quiere ser perfecto
- Eneatipo 9: el que quiere evitar el conflicto
- Eneatipo 8: el que quiere tener el control
Tríada del sentimiento (centro emocional)
- Eneatipo 2: el que necesita amor
- Eneatipo 3: el que necesita valoración
- Eneatipo 4: el que necesita atención
Tríada del pensamiento (centro intelectual)
- Eneatipo 5: el que teme expresar sentimientos
- Eneatipo 6: el que teme tomar decisiones
- Eneatipo 7: el que teme sufrir
Se trata de experimentar un nuevo cambio de paradigma, que nos lleva a centrar la mirada en lo que sucede en nuestro interior, en la actitud que tomamos frente a lo que nos pasa, que es lo única que sí depende por completo de nosotros. De esta manera tomamos consciencia de que nadie puede hacernos daño, pues la experiencia no es lo que nos pasa, sino la interpretación que hacemos de los hechos en sí. Así, nuestro bienestar o malestar internos es una consecuencia de cómo interpretamos lo que nos sucede.
Lev Tolstoi: “Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo”.
La felicidad no tiene ninguna causa, más bien es una consecuencia. Se trata de la paz que emerge desde nuestras profundidades cuando eliminamos todas las obstrucciones de nuestra mente como el deseo, el odio, la ira, la ansiedad, la soberbia, la vanidad, el rencor, la envidia, la preocupación, el apego, la avaricia, el resentimiento, la culpa, la tristeza, la expectativa, el miedo, … todos estos vicios y necedades son los que contaminan nuestra manera de pensar y, en consecuencia, de sentir, lo que en última instancia genera lo que experimentamos en nuestro interior.
Todo lo que nos sucede es juntamente lo que necesitamos para aprender a ser felices y aprender a aceptar y amar a los demás tal como son; comprender que la vida es un continuo proceso de aprendizaje, donde todo lo que ocurre es necesario y contribuye a transformar definitivamente nuestra estructura mental.
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