NEUROEDUCADOR
Una nueva profesión
Francisco Mora
En esencia, educar significa hacer mejor personas. Hacer personas honestas. Significa, sobre la base de un reconocimiento de la individualidad universal y diferente de cada ser humano, enseñar, haciendo esa enseñanza siempre emocionalmente comprensible. Por un lado, la instrucción (escritura, lectura y matemáticas, lengua y literatura, biología, historia,…) y, por otro, la educación, que refiere a los valores y normas que deben que deben regir una sociedad, lo que significa el respeto a las personas, la sociedad y las instituciones que las representan. Ea decir, construir una verdadera individualidad humana y con ella un alto nivel de pensamiento crítico, analítico y creativo. Y más allá, crear y asumir un verdadero concepto vivencias de lo que son y significan la libertad, la dignidad, la nobleza, la justicia, la verdad, la belleza, la felicidad y un largo etcétera.
La alegría debe presidir toda enseñanza. Alegría: un estado emocional que debería ir siempre unido a las palabras, envolviendo su significado. Y es que, hasta hace relativamente poco tiempo, y aún hoy en día, ha existido un divorcio entre semántica y emoción de la palabra, tanto en el lenguaje corriente, coloquial, como en el lenguaje formal, hablado y escrito.
Lo cierto es que “la letra ni con sangre, ni con castigo ni con miedo entra”, a lo que habría que añadir que “…si lo hace, poco perdura”. Y será importante no olvidarlo, pues, en general, solo se puede aprender bien aquello que se ama que te dice algo, aquello que “te abre los ojos”.
Como señalaba Edward Osborn Wilson en su libro Sobre la naturaleza humana: “Sin el estímulo y guía de la emoción, el pensamiento racional se enllentece y desintegra. La mente racional no flota por encima de loirracional, no puede liberarse y ocuparse solo de la razón pura”.
La emoción (léase placer, recompensa, dolor, castigo, agresión,…) es el escudo protector máximo de la supervivencia biológica y, por ello, lo que mantiene vivo competitivo al hombre en su relación con los demás. Es más, la emoción en el ser humano es, posiblemente, uno de los fundamentos más profundos de su ser y estar en el mundo.
Recordando a Edward O. Wilson “sin emoción no hay procesos mentales bien ensamblados y coherentes”. Y esto nos lleva, en relación ahora con la educación, a que sin emoción no haya procesos de aprendizaje y memoria sólidos, ni tampoco decisiones acertadas. “Juzgamos la creatividad por la magnitud de la respuesta emocional que provoca” Wilson. En definitiva, pensamos y sentimos gracias, en gran medida, a los filtros emocionales inconscientes de nuestro cerebro. Todo esto incluye a esos dos grandes capítulos, hijos de la emoción, que son la curiosidad y la atención, dos ingredientes de tanta y enorme importancia para aprender y memorizar bien.
Cicerón: “Por definición, los conferenciantes públicos tienen que atraer la curiosidad, el interés del público”. Wilson “Somos una especie de curiosidad insaciable: particularmente si gira en torno a nosotros mismos y la gente que conocemos o nos gustaría conocer”. Daniel Barenboim: “La curiosidad es el elemento que te hace progresar”. “Internet da posibilidades únicas, pero mata la curiosidad”.
Howard Gardner, en su extenso trabajo Good Work Project de 2008, apuntaba que un buen trabajo es aquel realizado por personas que cumplen con tres elementos básicos y centrales. El primero, poseer excelencia técnica, es decir, alta preparación y conocimiento de los instrumentos técnicos que son necesarios para la realización de dicho trabajo. Segundo, que ese trabajo sea atractivo para quien lo realiza, es decir, que lo encuentre estimulante, interesante o dicho poéticamente, que ame lo que hace y que, desde luego, se se encuentre preparado tanto física como mentalmente para hacerlo. Y el tercero y último, es que el trabajador sea capaz de hacer el trabajo bajo un sólido principio ético.
Aldous Huxley en su libro Un mundo feliz escribe “una verdad sin interés puede ser eclipsada por una mentira emocionante”.
Libro La curiosidad sagrada de Charles Sherrington
Rita Levi-Montalcini: “el cerebro y sus capacidades se fortalecen con el aprender y memorizar constantes y con seguir alcanzando constantemente logros en la vida”.“la apuesta de la partida que juega el hombre es alta: transformar la vejez, de la etapa más temidas y penosa de la vida, en la más serena y no menos productiva que las anteriores”.
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